Un nuevo mes y una nueva publicación, continúo haciéndolo con un relato infantil.
Este cuento y aún a sabiendas de que me repito, tengo que decir que me gusta mucho, pues al hecho de haberlo escrito (dato de por sí importante), se une el que los protagonistas seamos: "mis nietos, mis animales y yo misma".
Espero que seáis de mi opinión.
Julita
─
¡Esto es una casa de locos! ─Chilló la abuela sin poder contenerse ─ ¿Podéis
parar un poco? ¿No es posible que juguéis sin armar tanto escándalo?
Los 7 se quedaron parados en seco, era la
primera vez que oían a la abuela dar unos gritos semejantes. El perro dejó de
ladrar, las gatas no maullaron y los tres niños de pie, sin atrever a moverse,
la miraban con espanto.
La abuela se dejó caer en la mecedora, apoyó
la cara en las manos y dejó que todo su cuerpo se calmase ¡Estaba cansada, muy
cansada!
Los niños salieron de puntillas de la
habitación, detrás de ellos el perro. Las gatas, que se habían escondido
muertas de miedo, asomaron sus cabezas muy despacio para comprobar si el
ambiente se había tranquilizado.
Fue una pequeña tregua, pues el perro, que
debió de oír algún ruido, ya que se puso a ladrar como un loco, salió al jardín
a la velocidad de un cohete.
Los niños corrieron tras él y las gatas se
apartaron a un lado para dejarlos pasar.
La abuela pensó que era imposible, no iba a
conseguir tener un rato de tranquilidad, pero lo que ella no sabía es que los
niños ya habían sujetado al perro y le tapaban el hocico para que no siguiese
ladrando.
Fueron únicamente unos cinco o seis minutos
los que permanecieron en silencio, pero los suficientes para que la abuela,
cansada como estaba, se quedase dormida meciéndose lentamente.
Las gatas salieron al jardín para darles la
noticia. Entonces, tratando de jugar sin hacer demasiado ruido, para que la
abuela pudiese dormir, decidieron sentarse formando un corro y jugar a que cada
uno contase lo que más les gustaría ser.
La gata más mayor, fue la primera en hablar:
─
¡A mí, me gustaría ser una araña!, tejería grandes telas para poder atrapar
toda clase de insectos, de esa forma, nunca pasaría hambre.
Las otras dos gatas más pequeñas, que eran
hermanas, quisieron hablar a la vez, pero era imposible entenderlas, porque armaron
tal guirigay que los demás no conseguían saber qué era lo que decían.
─
Vamos a ver, no estamos entendiendo nada de lo que decís ¿no podéis hablar
primero una y después la otra? ─dijo el niño.
─
Claro, y ¿quién habla primero yo, o mi hermana?
─
No lo sé ─dijo la mayor de las niñas─ que hable la más mayor primero y después
la otra.
─
Vaya, ¡listilla! ─continuó chillando Linda─ nacimos a la vez, así que somos
iguales.
─
¡Pues menudo lío! ─exclamó la niña más pequeña─ tengo una idea, ¿por qué no lo
echamos a cara o cruz?
Todos estuvieron de acuerdo en que era lo
mejor que podían hacer, así que eso fue lo que decidieron. Pero había un
pequeño problema y era que tenían que ir a por una moneda y además sin hacer
ruido para no despertar a la abuela. Así que le tocó ir a Linda, que como he
dicho era una de las dos gatas hermanas, pero a ella era a la que mejor se le
daba coger cosas en silencio.
Cuando volvió con la moneda, el niño la cogió
para echarla al aire; pero claro, primero tuvo que preguntar cuál de ellas
quería cara y cual quería cruz. Cruzaron los dedos para ver si conseguían que
se pusiesen pronto de acuerdo, pues ya estaban pensando que no iban a acabar
nunca, pero esta vez tuvieron suerte, porque no discutieron y lo decidieron
enseguida.
Le tocó empezar a Cósmica, porque salió cruz
que era lo que había elegido; lo que pasó es que tuvieron que recordarle qué
era lo que tenía que explicar, pues con tanta discusión, ya se le había
olvidado.
─
Yo quisiera ser perro ─dijo─ para que me metiesen en una cápsula de esas que
mandan a la Luna y poder verla de cerca, a los gatos no nos mandan nunca.
─
Yo ─dijo Linda─ me gustaría ser una aspiradora, pues de esa forma, podría recoger
todo lo que me encontrase por el suelo, que es lo que más me gusta.
La miraron extrañados por la contestación, pero
pensaron que al fin y al cabo cada uno podía decidir ser lo que quisiese.
─
¿Y tú Hayku? ─Le preguntaron al perro.
─
A mí me gusta ser perro, la verdad es que me va muy bien tal y como soy.
Les llegó el turno a los tres primos, así que
los cuatro animales estaban muy pendientes de ellos para oír lo que iban a
decir.
Fue la mayor la que empezó, pues era lo que
había propuesto antes cuando las dos gatas hermanas se pusieron a discutir:
─
Me gustaría ser astronauta, acompañaría a Cósmica a la Luna y cuando estuviésemos
encima de ella, le pediríamos que no deje jamás de alumbrarnos, que esté
siempre donde la podamos ver para que por la noche nunca tengamos miedo.
─
A mí ─dijo el niño─ me gustaría ser conductor
de ambulancias y de camiones de bomberos, así acudiría enseguida a donde me
necesitasen, sería el más rápido de todos.
─
Pues a mí ─dijo la más pequeña─ me gustaría ser una mecedora, porque mecería a
mi abuela para que se quedase tranquila y descansase.
La abuela, que sin que ellos la hubiesen
visto, estaba de pie en la terraza escuchando todo lo que decían, al oír las palabras
de sus nietos, no pudo evitar que una lágrima le resbalase por la mejilla.
Disimulando y haciendo como si acabase de
salir, los llamó para merendar; acudieron corriendo y tropezando con los
escalones, así que poniéndose delante de ellos para frenar la carrera, les
preguntó:
─
¿Cómo puede ser que siendo los niños más maravillosos que conozco y teniendo
tan buen corazón, seáis capaces de armar tanto lío que me volvéis loca?
─
Bueno ─contestaron todos a la vez─ es que somos niños y si no lo hiciésemos
dejaríamos de serlo.
La abuela pensó que tenían razón y no tuvo
más remedio que reconocer que: ¡Los niños y los animales son mucho
más inteligentes de lo que
nos creemos!
Julita
San Frutos©

7 comentarios:
Me ha gustado mucho el cuento y sobre todo, como dices, que se trata de nuestros nietos, animales y tú, la abuela. Un abrazo.
Hola. Soy Enrique. Muy bonito el cuento. Interesante y con transfodo
Un saludo
Gracias Enrique, no sabes como me alegro de que te guste!
Un cuento muy ameno y que, una vez más, conlleva excelentes enseñanzas.
Gracias Experiencia por tu comentario y gracias a Jose porque no se las dí en su día.
Julita, he empezado ahora a leer tus cuentos y relatos y creo que me voy a enganchar me estan gustando mucho
Me alegro mucho de que te gusten y de tenerte entre las personas que los leen, procuraré seguir escribiendo mientras pueda. Un abrazo.
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