El día 10 del pasado mes de Marzo, la asociación Dones d'Olocau, a la que tengo la satisfacción de pertenecer, inauguró en la Casa de la Señoría de ese municipio, una exposición titulada "DONES, PER A LLEVAR-SE EL BARRET".
La idea era agradecer, en la figura de 23 vecinas del pueblo, a todas las mujeres que nos han precedido, su labor para allanar el camino a las que venimos detrás.
Tuve la suerte de que me pidieran redactar y leer un escrito para ese acto, del que estoy muy orgullosa.
El 21 de Abril, pude leerlo de nuevo, en el evento que celebró la Pobla de Vallbona y que se tituló "AMB LLETRA DE DONA".
A pesar de que fueron espectáculos muy emotivos, soy consciente de que únicamente una minoría de personas han podido escucharlo o leerlo.
Ese ha sido el motivo que me ha llevado a publicarlo aquí en mi blog.
Cuentan que hace
tiempo, tanto que se ha perdido en la memoria, el mundo era oscuro, triste,
silencioso, pero apareció la mujer y se iluminó.
Las flores crecieron, los pájaros cantaron
con sus alegres trinos y el sol brilló en todo su esplendor.
De su vientre nacieron nuevas vidas que
alimentó y cuidó, consiguiendo con ello que concibieran otras muchas.
Silenciosa y abnegadamente, acabó siendo el
centro de todo. Pero ese silencio se volvió en su contra, aceptó quedar
recluida e incluso utilizada en muchas ocasiones, por el hombre, como moneda de
cambio.
Cuando fue consciente de su error, quiso
remediarlo utilizando aquellos medios que estaban a su alcance, que no eran
muchos.
Empezó una lucha en solitario, pues cuando
exponía sus ideas no encontraba apoyo ni siquiera con las de su mismo género y,
aún menos, con los del contrario. Pero con mucho tesón, consiguió que unas
pocas cambiasen de opinión y así, poco a poco, empezaron a unirse.
En el campo, en las ciudades, en cualquier
parte, una mujer intentaba hacerse oír, pero muchas veces, casi demasiadas, su
voz era acallada y no de un modo amable precisamente.
Ahora podemos mirar a nuestro alrededor,
alargar la vista hacia nuestras madres y abuelas, a todas las que nos han
precedido, a las que han trabajado sin descanso. Al ama de casa que cantando arreglaba
su hogar y cuidaba de los suyos; a la que bordaba incluso a la luz de la
lámpara, dejándose la vista en ello, pero que jamás perdía la sonrisa; a la que
se levantaba con el alba y labraba la tierra hasta que se ponía el sol, siempre
con una palabra amable en su boca y, a tantas y tantas que han contribuido a la
economía y al desarrollo de sus pueblos, para que en este momento, nosotras y
ellos, encontremos allanado una gran parte del camino.
Por eso debemos inclinarnos, y quitarnos el sombrero ante todas
ellas, coger el cetro y seguir con su lucha. Pero no nos engañemos, aún queda
mucho por hacer, por eso, con su ejemplo, su apoyo, la fuerza que nos han
conferido y nuestra unión, conseguiremos lo que nos propongamos.
Dejaremos los caminos asfaltados a las que
vienen detrás, para que puedan brillar con luz propia y que, cuando el tiempo
pase, al volver la vista, tal y como nosotras hacemos ahora, puedan inclinarse y quitarse el sombrero
en nuestra memoria.
Julita San Frutos© 10 de marzo de 2018

6 comentarios:
Después de haber leído detenidamente este último escrito, quiero expresar aquí mi orgullo por tener cerca a una persona tan concientizada con el problema al que tantas mujeres se enfrentan en el mundo y por conseguir ponerlo en evidencia y transmitirlo mediante unas cuantas líneas, que no son muchas, pero cuya fuerza e impacto son enormes. Te haces eco y dices en voz alta lo que muchas personas sienten sin llegar a expresarlo o dejarse oir.
Gracias Marina por tu comentario, la verdad es que me suben muchísimo la moral y la autoestima al leer lo que me escribes. Trataré de seguir expresando lo que, como dices, muchas personas querrían hacer, pero no saben o no pueden. Muchas gracias de nuevo.
Buenas tardes Juli, me he quedado sin palabras. A través del paso de los años,algo ha cambiado pero, analizando las cosas detenidamente en el fondo no se avanza. Habrá que continuar la lucha y dejarnos oír. Un fuerte abrazo😘😘
Gracias por tu comentario Tere, se avanza, pero a paso de tortuga. Lo que no se puede hacer es decaer, no solo nosotras, que por supuesto seguiremos, si no las que vienen detrás, las que cogerán el cetro. Un abrazo.
Es una pena tener que luchar por algo que debería ser normal y es el que tod@s fuesemos iguales. El hombre no quiere soltar su situación privilegiada ante la mujer. Y aunque se van consiguiendo algunas cosas aún queda mucho camino por recorrer.
Un abrazo
Si Enrique, es una pena y aunque como tú dices se van consiguiendo algunas cossas, quedan otras muchas por resolver, pero como digo en mi escrito, no debemos decaer y seguir luchando. Cuando nosotras ya no podamos, pasaremos el cetro a las que vienen detrás, pisándonos los talones.
Un abrazo a tí también
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