miércoles, 31 de enero de 2018

AÑORANZA

Se nos acaba Enero, el primer mes de este año 2018 y quiero aprovechar para publicar una "Reflexión o Pensamiento" que ha acudido a mi mente al ser consciente de que los años pasan inexorablemente, (aunque es algo lógico y que todos sabemos, no había reflexionado aún sobre ello).
Espero que os guste.
Julita

  Veo reflejada mi imagen en el espejo, escudriño cada uno de mis rasgos y me pregunto si soy la misma de hace unos años.
  Paso la yema de mis dedos por todas y cada una de las arrugas que se me han ido formando en la piel.
  Mis ojos ya no tienen la viveza que tenían.
  Mis labios han perdido la suavidad de la que hicieron gala en la juventud.
  Intento reconocerme, pero no puedo hacerlo. Pienso que no es la mía la imagen que el espejo me devuelve y me pregunto dónde me he quedado estancada, en qué momento he perdido la conexión entre mi yo actual y mi yo pasado.
  Mi mente intenta ser la misma que era, quiere pensar como lo hacía años atrás, pero no puedo engañarme, mi cuerpo y mi mente forman un ente compacto y queramos o no, cambiamos.
  Lo hacemos por fuera y también por dentro, aunque nos pese.
 Con este pensamiento me enfrento de nuevo a mi imagen en el espejo, recorro mis facciones con las manos y me digo que he vivido, que han pasado los años y que lo que veo reflejado es el compendio de todos ellos.
 Pienso en que cada arruga representa una experiencia y me queda la ilusión de que mientras mi mente siga funcionando, por muy precariamente que lo haga, trataré de sumarlas  para trasmitírselas a los que vienen detrás de mí, a los que se miran y aún se reconocen, a los que su cuerpo y su mente les responden como ellos desean, para que cuando pase el tiempo y llegue el momento en que sus dedos  recorran su cara, sean capaces de hacerse las mismas reflexiones que yo me hago en este momento.

     Julita San Frutos©

10 comentarios:

Experiencia, dijo...

Este relato de Julita me ha estremecido porque pone en palabras lo que seguramente todos pensamos y sentimos cuando nos damos cuenta de que los años han pasado y de que nos han dejado huellas imborrables, tanto en el físico como en la mente. Excelente, Julita.

Juli imagina historias dijo...

Gracias Experiencia por tus palabras, verdaderamente es lo que siento cuando me miro.

Rebekatalart dijo...


Percibir las arrugas como pequeños detalles que nos recuerdan las vivencias es algo maravilloso. La huella física de nuestras experiencias, y como decía mi iaia, las arrugas son síntoma de que tu rostro ha vivido, y tú con él. Me encanta.

Juli imagina historias dijo...

Gracias Rebeca y tienes razón como también la tenía tu abuela, las arrugas son muestras de nuestra vida. Debemos procurar que se nos queden en la cara, que nunca afecten a nuestra mente. Un abrazo.

Vegano de Olocau dijo...

Es verdad que casi sin darnos cuenta el tiempo va pasando y vamos cambiando poco a poco. Pero en eso consiste la vida en el movimiento y el cambio
Saludos

Juli imagina historias dijo...

Si Vegano, eso pienso yo, pero no puedo evitar que me cueste reconocerme cuando me miro en el espejo. Un abrazo.

Carmen dijo...

Muy bonito,reflexivo, yo también paso la yemas de mis dedos a cada arruga nueva. Y vivir es la mejor experiencia.

Un saludo Julia.


(Carmen desde Madrid, como todas las mañanas dando desayunos).

Juli imagina historias dijo...

Gracias Carmen por tu comentario y por seguir dando desayunos con la alegría y el buen hacer con que lo haces. Un abrazo.

Helen Pi dijo...

Pues sí Julita, sí, el tiempo pasa y pobre de aquél que no lo experimente.
Yo aún no siento las arrugas en mi rostro, incluso ésas tan desagradables alrededor de los ojos o de la comisura de los labios.

Pero estoy inmersa de lleno en esa otra etapa, en la vida de las mujeres, en la que mi cuerpo ya no fluye regularmente cada mes. Y me está sentando francamente mal.
Cuando era joven sólo imaginaba el momento de perderlo de vista y ahora.... Ahora me doy cuenta de que estoy en el mismo lugar por el que pasaron mi madre y mis tías. ¡Eso solamente les pasa a las mujeres mayores, a mí, NO!

Yo también me miro al espejo y no me reconozco. Los demás me ven como una señora y yo soy la misma que hace treinta años, sólo que mi aspecto, no lo refleja.

Pero hay que ser consciente de ello y mirar al futuro con optimismo porque de lo contrario estamos perdidas.

Me niego a ser una de esas mujeres que todo lo solucionan con cirugía y aparecen deformadas de tanto estirar. Hay que envejecer con dignidad para no convertirnos en otra Marilyn.

Gracias como siempre por hacerme pensar.
Un abrazo.

Juli imagina historias dijo...

Gracias de nuevo a tí Elena, yo he pasado por todos los sentimientos que dices y los he ido superando, también como tu, no quiero nada de cirugía, aunque tuve que pasar por una, pero no por gusto, prefiero envejecer notando todas y cada una de las arrugas que se me presenten, eso significará que sigo viviendo.