Un nuevo mes; enero, un nuevo año; 2022 y supongo que ese ha sido el motivo por el que hoy día 3 he decidido cambiar de tercio.
Así que en esta ocasión, en el relato, no ha influido mi profesora de Escritura Creativa sino que se trata de una de las experiencias que nos acompañaron durante el 2020.
Aprovecho para desearos un:
¡MUY FELIZ AÑO 2022!
Nunca nos habíamos encontrado en esa tesitura. Ni mi marido ni yo contábamos en nuestra dilatada vivencia con algo semejante. Fue por eso que, cuando nos dirigíamos al AVE que nos acercaría a Madrid, nuestros nervios se encontraban a flor de piel.Los días anteriores habían transcurrido en un intercambio de palabras y deseos con el simple hecho de infundirnos fuerzas para enfrentarnos a lo que nos esperaba.
—Se trata de pasarlo bien. —Nos decíamos y, esa misma frase, la utilizaban las personas a las que habíamos comunicado el motivo de nuestra aventura.
A partir del momento en que nuestros pies pisaron el suelo de la Estación de Atocha, todo sucedió a un ritmo vertiginoso.
Dentro de la furgoneta que nos trasladó, pudimos conocer a otras personas que, al igual que nosotros, iban a pasar por la misma experiencia. Intercambiamos presentaciones con la ayuda inestimable del chófer, el cual hizo gala en todo momento de corrección y simpatía.
Cerca ya de Móstoles llegamos a nuestro destino. Nos apeamos del vehículo y, maletín en mano, nos encaminamos en perfecta fila india y dirigidos por dos azafatas que no tenían nada que envidiar al chófer en cuanto a simpatía se refiere, a la estancia que nos acogió.
Una vez libres de nuestras pertenencias, nos acompañaron a la sala de maquillaje y peluquería.
Pudimos comprobar en ese momento que los profesionales seguían las instrucciones que estaban escritas en cada una de las hojas en las que aparecían nuestros nombres.
Otras azafatas nos acompañaron de vuelta a la primera estancia. Una vez allí, abrimos nuestras maletas para mostrar la ropa que llevábamos y que habíamos cogido de casa siguiendo, de igual manera, las indicaciones que nos habían dado.
La persona encargada eligió uno de los conjuntos que consideró mejor de cada uno de nosotros y se los llevó para plancharlos.
Decidimos tomar asiento para seguir conociéndonos y que el tiempo transcurriese más ameno, pero no duró mucho, porque volvieron con unas hojas que teníamos que firmar, no sin antes leerlas y enterarnos de lo que en ellas ponía. Resultó ser un contrato en el que aceptábamos que utilizasen nuestra imagen.
La ropa llegó muy poco después y nos pidieron que nos cambiásemos, ocasión que aprovechamos para hacernos unas fotos que quedasen en el recuerdo. Nos trajeron también unas bolsas individuales donde habían puesto: un bocadillo, un plátano, una botellita de agua y un Huesito, diciéndonos que era nuestra comida.
Así que, una vez vestidos, maquillados, peinados y todo lo guapos que podíamos resultar, nos dispusimos a aplacar el rugido de nuestros estómagos. Acto seguido, perfectamente equipados y con la mascarilla puesta, nos dirigimos al estudio de grabación donde nos colocaron unos pequeños micrófonos.
En ese momento, el maquillaje había desaparecido casi por completo de nuestra cara, así que procedieron a retocarnos, pero como tuvimos que ponernos de nuevo la mascarilla, aquello parecía la faena del matalafer.
Se sucedieron los ensayos, las instrucciones, las recomendaciones, lo que hizo que los minutos pasasen rápido y que, de nuevo, nos tuviesen que retocar el maquillaje. De esa forma y, con los nervios alterados, nos encontramos en el escenario lleno de focos y monitores grabando el programa al que habíamos acudido.
La jornada llegó a su fin con la seguridad de que esa experiencia iba a quedar grabada en nuestra memoria.
En la despedida surgió la promesa, como suele ocurrir en estos casos, de mantener el contacto, cosa que, por supuesto no ha ocurrido, pues cada uno de los ocho que formábamos el elenco de la grabación del concurso, continuamos con nuestra vida en el momento en que pisamos el suelo de la ciudad de la que habíamos salido ese día de primero de septiembre del año 2020.
Julita San Frutos©
6 comentarios:
Muy divertido para quien lo lee y no tiene que pasar por ello! Y una experiencia inolvidable, no cabe duda, para quien no se mueve habitualmente en esos ámbitos.
Grata lectura.
Muchas gracias Marina, la verdad es que fue divertido y una experiencia diferente.
Un abrazo.
Los concursos de la tele parecen, visto desde fuera, más complejos para la gente que no vive en Madrid o Barcelona que, normalmente suelen ser donde están ubicados los lugares de grabación y más si la emisión es a nivel nacional. Ello conlleva un mayor despliegue de medios por parte de las empresas y un desgaste añadido por parte de los concursantes pero que seguro se suple con creces por la ilusión y la aventura que ello implica.
Creo que sé a qué programa te refieres.
Recuerdo que estábamos comiendo y mi hermano, por el grupo que tenemos de la familia, nos pasó una foto de vosotros dos a pantalla completa y de forma irónica nos preguntó algo así como:¿a ver si sabéis quienes son?
En honor a la verdad te diré que en casa no vemos ese concurso y que si no llega a ser por mi hermano no os hubiera visto, porque de forma inmediata cambiamos de canal y aún pudimos observar el final de vuestra participación. Y lo que también te diré es que hace una ilusión especial ver en la tele a alguien que conoces porque le da como más credibilidad.
Y sí, seguro que fue un día inolvidable y como experiencia, algo diferente pero ¿lo volveríais a repetir?
Gracias por contarnos tus anécdotas y por compartir esta aventura.
Dos abrazos. Uno como siempre para ti y otro para tu marido que, en este caso, también forma parte de tu relato.
Helen Pi.
Gracias a tí Helen, como siempre, por leerme. Te diré que nosotros tampoco solemos ver los concursos, pero eso nos llamó la atención un día que cambiamos de canal y verdaderamente fue una experiencia divertida.
Que lo volveríamos a hacer, por supuesto, de hecho Jose repitió con Masterchefabuelos1 y en cuanto se presente la ocasión nos veremos de nuevo en alguno de ellos.
A nuestra edad las experiencias se valoran mucho, es genial hacer algo diferente.
Un abrazo para tí y toda tu familia.
Julita
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Muchas gracias idalislaatsch por tu comentario, pero no he entendido nada. Lo siento.
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