Se nos acaba Enero, el primer mes de este año 2018 y quiero aprovechar para publicar una "Reflexión o Pensamiento" que ha acudido a mi mente al ser consciente de que los años pasan inexorablemente, (aunque es algo lógico y que todos sabemos, no había reflexionado aún sobre ello).
Espero que os guste.
Julita
Veo reflejada mi imagen en el espejo,
escudriño cada uno de mis rasgos y me pregunto si soy la misma de hace unos
años.
Paso la yema de mis dedos por todas y cada
una de las arrugas que se me han ido formando en la piel.
Mis ojos ya no tienen la viveza que tenían.
Mis labios han perdido la suavidad de la que
hicieron gala en la juventud.
Intento reconocerme, pero no puedo hacerlo.
Pienso que no es la mía la imagen que el espejo me devuelve y me pregunto dónde me he
quedado estancada, en qué momento he perdido la conexión entre mi yo actual y
mi yo pasado.
Mi mente intenta ser la misma que era, quiere
pensar como lo hacía años atrás, pero no puedo engañarme, mi cuerpo y mi
mente forman un ente compacto y queramos o no, cambiamos.
Lo hacemos por fuera y también por dentro,
aunque nos pese.
Con este pensamiento me enfrento de nuevo a
mi imagen en el espejo, recorro mis facciones con las manos y me digo que he
vivido, que han pasado los años y que lo que veo reflejado es el compendio de
todos ellos.
Pienso en que cada arruga representa una
experiencia y me queda la ilusión de que mientras mi mente siga funcionando,
por muy precariamente que lo haga, trataré de sumarlas para trasmitírselas a los que vienen detrás
de mí, a los que se miran y aún se reconocen, a los que su cuerpo y su mente
les responden como ellos desean, para que cuando pase el tiempo y llegue el
momento en que sus dedos recorran su
cara, sean capaces de hacerse las mismas reflexiones que yo me hago en este
momento.
Julita San Frutos©
