Buenos días, comenzamos nuevo mes, en este caso noviembre y yo, como es habitual, voy a publicar un relato, en este caso es la historia de un guerrero paquistaní. No tengo claro como llegué a escribirlo, porque la palabra que nuestra profesora de Escritura Creativa nos propuso fue Nazarí y por alguna razón, acabé utilizando Mazari. En fin, son muchas las veces que nuestra mente, al menos la mía, se dispersa por derroteros diferentes a los que debería haber tomado.
Así que aquí os lo dejo para que podáis leerlo y juzgarlo si lo consideráis necesario.
Julita
Transcurría el año 1936, fecha que se ha quedado grabada en mi memoria, cuando sentía las ancas de mi caballo sacudirse bajo mis piernas. Galopábamos sin descanso, aunque sabíamos que en algún momento tendríamos que parar, no podríamos seguir ese ritmo por mucho tiempo, pero nuestra determinación era inquebrantable, ganar o morir, ese era nuestro lema y lo cumpliríamos a sangre y fuego. Porque nosotros, los Mazari Baluchi de Paquistán éramos tigres y, como ellos, nunca dejaríamos escapar una presa por mucho que nos pudiera costar conseguirla.
Habíamos salido de SudhyPunjab, nuestra fortaleza en la ciudad Rojhan-Mazari distrito de Rajanpur del Punjab, hacía ya varias jornadas y nuestros ánimos se iban deteriorando. De ello era muy consciente nuestro general Sardar Karam Khan, hermano menor de nuestro jefe Sardar Mir Bahram Khan, por lo que dio la orden de descansar. Al descabalgar noté que me costaba afianzar las piernas, así que tuve que apoyarme en el animal y dejar pasar unos instantes para recuperarme. Me cercioré de que nadie me viese, no era digno de un soldado mostrar debilidad y yo sabía que todas las miradas estarían pendientes de mis actos, pues no en vano era el favorito de Sardar Karam.
Montamos las tiendas para pasar la noche, pero antes del alba ya nos encontrábamos recogiéndolas para seguir nuestro camino. Nos dirigíamos a Mithankot, la principal fortaleza de los Sijs del imperio Sikh, nuestros eternos rivales.
Al llegar a la fortificación la lucha fue encarnizada, pues nuestros enemigos presentaron batalla tratando por todos los medios de defenderse, pero, como no podía ser de otra manera, salimos vencedores. Los ánimos estaban tan excitados entre nuestra tropa que, sin poder evitarlo nuestro general, prendieron fuego a la fortaleza de la que no quedó ni los cimientos.
Tampoco puedo borrar de mi mente la imagen de los prisioneros cuando fueron desollados vivos. Aquella batalla se convirtió en un horror. Los Sijs quisieron tomar represalias y atacaron SudhyPunjab, pero sin éxito, porque no contaron con el factor sorpresa como sí nos había ocurrido a nosotros. Dos años después de estos acontecimientos, en 1938, se firmó por fin la paz entre las dos tribus rivales dejando atrás muchos años de contiendas, lo que nos permitió vivir con más tranquilidad.
Ahora, cuando mis huesos están cansados por el paso de los años y mi cuerpo no responde como antaño, doy rienda suelta a mis recuerdos y pienso si mi vida se hubiera podido desarrollar de otra manera. Está claro que nunca perdí el honor, que aún conservo, pero por ello, por conservarlo, hice muchas cosas mal, situaciones que hubiese podido evitar y que no lo hice. Fueron años turbulentos y yo, que me encontraba en plena juventud, me subía al carro de las circunstancias sin ser verdaderamente consciente de a lo que en realidad me enfrentaba.
Cuando me llegue la hora de rendir cuentas al ser superior que rige nuestros destinos, pediré perdón por las acciones que erré y que repercutieron en detrimento de mis semejantes, no quisiera que mi alma pasara toda la eternidad deambulando por los confines del más allá.
Julita San Frutos©

10 comentarios:
Para mi disfrute, acabo de re-descubrirte! Este género te sienta bien, Julita… te imagino escribiendo el libro completo de las memorias de este guerrero. Ánimo!
Muchas gracias por ser una de mis seguidoras favoritas y porque te guste lo que escribo. Como digo, no tengo idea de el por qué se me ocurrió escribir este relato, pero la verdad es que me gustó porque busqué información y, aunque el guerrero es inventado, no así lo que ocurrió entonces. En fin, gracias de nuevo por darme ánimos para continuar.
Un abrazo.
Julita
Espectacular como siempre, cualquier género lo haces bien ! Te introduces dentro del relato como si fueses el propio gerrero.
Nunca me hubiese imaginado un relato tuyo tal y como lo has escrito, pero la verdad es que me ha gustado mucho.
Gracias Sabrina por tu comentario porque, como le digo a Ester, vuestras observaciones son las que me animan a seguir escribiendo y, la verdad, es que lo que dices es lo que intento hacer cada vez que escribo, meterme en la piel de el o la protagonista, porque sabes que una de las cosas que mas me gustan es precisamente eso, escribir con credibilidad.
Un abrazo muy fuerte.
Julita
Gracias a ti también Jose por tu comentario y no hace falta que te explique lo que me ayuda para seguir escribiendo y hacerlo con cualquier género que se me presente o se me ocurra.
Gracias, un abrazo.
Julita
Bonitas reflexiones, Julita. Enhorabuena
Aunque no está en la línea a la que nos tienes acostumbrados, este relato épico te ha salido muy bien. Un nuevo camino por el que tus lectores podremos deambular, si decides continuar por él. Gracias Julita.
Muchísimas gracias 🥰
Sí Marina, no está en la línea de lo que suelo escribir y no tengo claro si la podré continuar, pero sea lo que sea que escriba, sabéis que agradezco muchísimo vuestros comentarios 😘🥰
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