1 de abril de 2024 y aquí estoy de nuevo, en esta ocasión relatando una experiencia diferente de las que estoy acostumbrada a vivir y que, como todas, tiene sus encantos y también sus decepciones.
En fin, que os entretenga su lectura.
Julita
Luces que se encienden para avisar del silencio que debe reinar en sus inmediaciones.
Murmullos que se acallan.
Saludos que se enmudecen.
Pasillos que se vacían…
Luces que se apagan.
Conversaciones que se renuevan.
Pasos ligeros que se acercan y se alejan sin que prácticamente de tiempo para comprobar quienes pueden ser los dueños de los pies que los llevan a cabo.
Es la animación fuera del plató.
Voces indistintas llegan desde todos los rincones y tú, en silencio, escuchas y tratas de averiguar el momento en que una de esas voces tomará cuerpo y se acercará a ti para, con una simple frase, sacarte de tu ensimismamiento.
—¡Ven conmigo! —te dice.
Como no puede ser de otra forma, obedeces y, en ese momento, tu aventura toma cuerpo y te ves grabando unas escenas que, únicamente y a pesar de tu esfuerzo, formarán parte de una milésima parte de lo que ese día se desarrolle.
En un momento dado, vuelves al sitio del que saliste y continuas con tu espera mientras fijas tus ojos en cada rincón que acabas conociendo de memoria y comentas con tus compañeros y compañeras detalles de vuestras vidas que, en la mayoría de los casos, nada tienen que ver con lo que estáis llevando a cabo como figurantes.
Después, cuando la persona dueña de la voz del mandato anterior te diga:
—¡Hemos acabado!
Cogerás tus bártulos, los que te acompañaron al llegar, te despedirás afablemente de las personas con las que te encuentres y regresarás a tu casa con la ilusión del que hace algo diferente en su vida.
Julita San Frutos©

8 comentarios:
Un relato muy interesante Julita. Tu forma de escribir dice mucho de ti. Esperando el próximo.
Muchas gracias, me encantan los comentarios porque me ayudan a continuar con la escritura. Ya sabes, el próximo el 1 de mayo. Te espero. Un abrazo.
Tus relatos me invitan a mi reflexión interna.
Me alegro mucho Mariajo y espero que sigas leyéndome. Un abrazo muy fuerte.
Las experiencias son la vida misma, tanto las buenas como las malas! De las buenas quedan gratos recuerdos. Las malas es preferible evacuarlas rápidamente.
La experiencia que relatas no es banal porque no todo el mundo tiene la ocasión de vivirla. Lo importante es que nos permitan aprender y, por supuesto, pasar buenos momentos que nos ayuden a avanzar.
Que razón tienes Marina, lo bueno de las experiencias es saber aprovecharlas y disfrutarlas siempre que se tenga oportunidad y ésta, la que relato es de las más agradables.
Un gran abrazo y me quedo esperando tu próximo comentario.
Guau, esa ilusión es la que nos mantiene en una buena vida. Me encanta.
Sí Rebeka, no debemos perder nunca la ilusión sea por lo que sea, ayuda a vivir la vida mucho mejor. Un gran abrazo.
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