martes, 31 de mayo de 2022

PINOCHO

 1 de junio de 2022 y el relato que publico hoy vio la luz debido a una sugerencia de nuestra profesora de Escritura Creativa que propuso utilizar un cuento clásico y darle otra versión diferente.
Como quiera que no sabía cual elegir, le pregunté a mi marido, él me dijo que su preferido siempre había sido Pinocho y por eso fue por el que me decanté.
En fín, estoy deseando leer vuestros comentarios.
Julita
 

  Cuando conocí a Pinocho, era uno de esos días en que la lluvia arrecia y tienes la necesidad de refugiarte debajo de un balcón de algún edificio que un arquitecto tuvo la genial idea de construir. Él ya se encontraba allí cuando llegué y como no podía ser de otro modo, nos presentamos, pues me pareció una persona muy interesante. Fue al decirme su nombre cuando no pude evitar recordar el cuento de Carlo Collodi, pero por supuesto no dije nada y le hice saber el mío.

  Dado que el agua no daba tregua y seguíamos cobijados sin atrevernos a salir, me preguntó si quería conocer su historia. Le contesté que sí, pues vi una forma de que el tiempo que aún nos quedaba por permanecer donde estábamos, transcurriese más agradablemente. Así que ésta fue la que me contó y que me pareció totalmente inverosímil pero, aun así, no paro de darle vueltas en la cabeza desde aquél día.

  Me dijo que iba paseando por el bosque cuando se topó con un gran tocón de madera tumbado en el suelo. Decidió sentarse encima y descansar, cuando un grillo que dijo llamarse Pepito y que le pareció recordar, se acercó a él y le conminó a subirse a un árbol cercano para, desde su copa, contemplar los acontecimientos que estaban a punto de ocurrir.

  No dudó en hacerlo pues quería demostrarse a sí mismo que era capaz de escalarlo tal y como hiciera cuando era un niño. Pepito Grillo subió tras él, pero sin parar de recriminarle por la lentitud en que lo hacía. Le dieron ganas de aplastarle, pero no se sintió capaz pues al fin y al cabo era un grillo que hablaba, así que se disculpó achacándolo a que no se encontraba en plena forma.

  Una vez arriba, le hizo sentarse en una rama, cosa que Pinocho no dudó en hacer pues estaba cansado después del esfuerzo, acto seguido el grillo se situó a su lado.

  No habían pasado más que unos pocos minutos, cuando apareció un hada que se le presentó como el Hada Azul y que le dijo que cumpliría todos sus deseos, siempre y cuando le pareciesen lógicos. De nuevo Pinocho tuvo la sensación de haberla visto alguna otra vez, pero sus recuerdos eran confusos.

  Pinocho no supo en ese momento que podía pedir, pero Pepito grillo decidió por él y le propuso recordar su vida anterior. Así se lo hizo saber al Hada que no dudó en tocar con su varita mágica el tocón de madera y en ese momento comenzaron a surgir de él todos los que de una forma u otra habían formado parte de su vida:

  Gepetto, su padre, un carpintero que le había enseñado su oficio pero al que no veía desde hacía un tiempo.

  Fígaro, el gato negro que siempre acompañaba a Gepetto y del que le costó hacerse amigo.

  Cleo, la pececita, agradecida cuando le daba de comer.

  Juan y Gedeón, el zorro y el gato que siempre procuraban timarle.

  Strómboli, el titiritero que le engañó vendiéndole al Cochero para que le convirtiese en burro…

  Tan emocionado estaba que, resbalando de la rama en que se encontraba, cayó al suelo dándose un buen golpe en la cabeza. Cuando despertó, estaban todos a su alrededor mirándole con curiosidad. Eso le extrañó, pero no tardó en darse cuenta del motivo, pues al intentar levantarse se percató de que no podía hacerlo, ya que se había convertido él mismo en el gran tocón en el que hacía un rato se había sentado y del que habían salido todos sus amigos.

  Lloró y lloró hasta que sus lágrimas inundaron el suelo. Entonces el Hada Azul se apiadó de él y le convirtió de nuevo en el hombre que era, pero eso sí, le advirtió que dijese siempre la verdad pues, en caso contrario, volvería a ser de madera y no estaba segura de romper otra vez el hechizo.

  Desde entonces, me dijo, vive feliz junto a todos los que salieron de aquel tocón para reunirse con él. Por supuesto, yo no le creí, aunque no dije nada, pero al darme la mano para despedirse, me dio la sensación de que apretaba parte de la rama de un árbol.

Julita San Frutos©

6 comentarios:

Marina dijo...

Me he divertido mucho con esta versión revisitada del célebre cuento, que arroja una nueva luz sobre la historia del muñeco de madera que tanto nos conmovió en nuestra infancia. Gracias por poner un poco de fantasía en nuestras convicciones!!

Juli imagina historias dijo...

Gracias a tí Marina como siempre por tu comentario, me alegro de que te hayas divertido con mi versión, la verdad es que de eso se trataba.
Un abrazo muy fuerte.
Julita

Sabrina dijo...

Me ha encantado!!! Siempre sabes darle un toque especial a todo lo que escribes!!!Estupendo.

Juli imagina historias dijo...

Muchas gracias Unknown porque te haya encantado, espero poder seguir haciéndolo con mis próximo relatos. Un abrazo muy fuerte.
Julita

Helen Pi dijo...

¡La que vale, vale, sí señora!
Ya no me cabe ninguna duda.
Tienes mucha imaginación, eso lo sabía, y además, lo has vuelto a demostrar.
El cuento de Pinocho es un clásico como otros tantos y poder darle un giro como has hecho tú, es sensacional.

Sigue escribiendo, por favor, y nosotros seguiremos sacándole jugo a tus relatos.

Un beso como siempre y hasta la próxima.

Juli imagina historias dijo...

Muchas gracias Helen por lo que me dices. Es cierto que tengo imaginación pero lo que más me gusta es que disfrutéis leyendo todo lo que se me ocurre.
Seguiré, como he dicho en otras ocasiones, mientras mi mente me lo permita.
Un abrazo muy fuerte.
Julita