El relato que publico hoy corresponde a un hecho real, es el segundo que escribo con esta misma circunstancia, pero en esta ocasión existe la salvedad de que he contado con el beneplácito de la protagonista, aunque y como no podía ser de otro modo, he añadido mis retoques, pequeños granos de arena en una gran playa.
Julita
Ese día, como la
mayoría de los que habían transcurrido desde que cumplió los 7 años, Isaura se
levantó con el alba. Le tocaba ocuparse de sacar a pastar a las cabras, así que
se lavó un poco la cara, lo justo para quitarse las legañas que tenía pegadas a
las pestañas, después de una noche de intenso y reparador sueño.
─ ¡Te
lavas cómo los gatos! ─Le decía siempre su abuela.
