Buenos días, hoy 2 de marzo de 2025 publico un pequeño relato que simplemente nació un día en que, como tantos otros, me encontraba enfrascada en la lectura de un libro y fui consciente del cambio que se puede operar en nuestra mente cuando nos introducimos en la historia que otra persona ha creado para nuestro entretenimiento.
En fin, como siempre, espero que este os entretenga un ratito.
Julita
Todo comenzó el día en que salí de mi casa dando un portazo. Estaba muy enfadado debido a la discusión que había tenido con mis padres, ya que no se encontraban dispuestos a seguir consintiéndome que perdiese el tiempo de la forma en que lo hacía y, según ellos, debía empezar a poner más interés en mis estudios.
Sabía que tenían razón, pues desde que me había juntado con algunos compañeros y compañeras muy “poco serios”, según la definición de mi madre, no ponía demasiado empeño en sacar las notas a las que estaban acostumbrados.
Sin ser totalmente consciente de ello, me encaminé a la Biblioteca, empujé la puerta y entré, cosa extraña en mí, sin saludar a Amparo, la persona que se encarga de que las cosas funcionen a la perfección.
Creo que fue en ese momento cuando todo cambió para mí, de repente me embargó la tranquilidad que allí se respiraba, mis fosas nasales se impregnaron de aquél olor característico de los libros y fui consciente del tiempo que hacía que no lo había sentido.
Cogí de la estantería uno de mis libros preferidos, me senté enfrascándome en su lectura y dejé que el reloj siguiese con su tic-tac.
Julita San Frutos©
