sábado, 1 de junio de 2024

UN DÍA ESPECIAL

 Uno de junio de 2024, hoy publico, en forma de relato, una historia que me contó mi madre. Fue la primera de muchas otras experiencias que vivió junto a su abuela, pero esta en concreto y por ser la primera se le quedó grabada en la memoria.

He tratado de reflejar lo más fielmente posible lo que supuso para ella teniendo en cuenta la forma en que me la relataba. Espero que disfrutéis leyéndola y para ello os la dejo aquí, de esa manera también podréis juzgarla.

Julita

  Ese día, Julita caminaba nerviosa y excitada agarrada a la mano de su abuela Casilda. Había esperado tanto tiempo que llegase ese momento que le parecía imposible que estuviese sucediendo.

  No tenía ni idea de a donde se dirigían, pero era tanta la confianza que depositaba en su abuela que eso no le preocupaba en absoluto, al contrario, estaba segura que fuera lo que fuese lo que ocurriese esa jornada, el orgullo que sentía como nieta, no se desvanecería.

  Mucho le había costado que la dejase acompañarla, una y otra vez, en cada momento que se encontraba con ella, le repetía la misma cantinela:

—¿Cuándo podré acompañarte?

  Pero Casilda, inflexible, en cada ocasión le contestaba:

—Tienes que ser un poco más mayor y saber comportarte para que pueda llevarte conmigo.

  Así que Julita contaba los días para que llegase su cumpleaños y ser digna de cumplir el sueño que anhelaba.

  Ahora ya tenía 8 años y el mismo día que los cumplió, volvió a repetirle a su abuela la cantinela de siempre, suponiendo que la contestación seguiría siendo la misma, pero se equivocaba. Su abuela en esa ocasión le dijo que ya estaba preparada para ir con ella. En ese instante se sintió la niña más feliz del mundo.

  Mientras recorría las calles, sin soltar por supuesto la mano que aferraba, se daba cuenta de que tenía sentimientos encontrados, por una parte la felicidad que le proporcionaba el haber sido merecedora de ese regalo, pero por otro su estómago se encogía por la sensación de enfrentarse a algo desconocido.