martes, 30 de abril de 2024

EN BUSCA DE UNA HISTORIA

 Buenos días, de nuevo me encuentro aquí, hoy 1 de mayo de 2024, por cierto y, como todos los años, fiesta nacional, para publicar un pensamiento que se me vino a la cabeza en un momento dado y sin ninguna explicación lógica, supongo que para sacar de mi cabeza uno de los diálogos conmigo misma a los que estoy tan acostumbrada.

En fin, aquí lo dejo para que podáis juzgarlo.

Julita

  Me encuentro aquí sentada dando oportunidad a mis pensamientos para que vuelen al encuentro de una buena historia, de algo que, saliendo de mi interior, me permita liberar mis obsesiones, mis sentimientos encontrados, para que la vida me resulte más sencilla.

  Me he dado cuenta de que le doy vueltas y vueltas en mi cabeza a las cosas y que, al contrario de lo que se pudiera pensar, eso únicamente me sirve para desasosegarme.

  Las cosas deben de ser más sencillas. Miremos cara a cara a los problemas, sintamos como la razón nos guía cual mano amiga sin dejarnos tropezar.

  ¿De qué sirven la angustia o la tristeza cuando no sabemos si lo que viene a nuestro encuentro va a ser algo que aumente nuestra autoestima?

  Levantemos la cabeza, pero lo suficiente para que nuestros ojos puedan observar por donde caminamos. Irgamos nuestro cuerpo pero dejándole la suficiente flexibilidad para no perjudicarnos al andar.

  Dejémonos llevar, pero intuyendo que el camino que cojamos sea el correcto y así, armados por la simpleza que supone haber eliminado el lastre que nos agobiaba, vivamos la vida logrando con ello que los que nos rodean puedan ser más felices.

  No he conseguido una historia ni buena ni mala, pero con mis reflexiones siento el ánimo elevarse y veo la vida con ojos diferentes.

Julita San Frutos©

 

lunes, 1 de abril de 2024

VIVIENDO ALGO DIFERENTE

 1 de abril de 2024 y aquí estoy de nuevo, en esta ocasión relatando una experiencia diferente de las que estoy acostumbrada a vivir y que, como todas, tiene sus encantos y también sus decepciones.

En fin, que os entretenga su lectura.

Julita

  Luces que se encienden para avisar del silencio que debe reinar en sus inmediaciones.

  Murmullos que se acallan.

  Saludos que se enmudecen.

  Pasillos que se vacían…

  Luces que se apagan.

  Conversaciones que se renuevan.

  Pasos ligeros que se acercan y se alejan sin que prácticamente de tiempo para comprobar quienes pueden ser los dueños de los pies que los llevan a cabo.

  Es la animación fuera del plató.

  Voces indistintas llegan desde todos los rincones y tú, en silencio, escuchas y tratas de averiguar el momento en que una de esas voces tomará cuerpo y se acercará a ti para, con una simple frase, sacarte de tu ensimismamiento.

—¡Ven conmigo! —te dice.

  Como no puede ser de otra forma, obedeces y, en ese momento, tu aventura toma cuerpo y te ves grabando unas escenas que, únicamente y a pesar de tu esfuerzo, formarán parte de una milésima parte de lo que ese día se desarrolle.

  En un momento dado, vuelves al sitio del que saliste y continuas con tu espera mientras fijas tus ojos en cada rincón que acabas conociendo de memoria y comentas con tus compañeros y compañeras detalles de vuestras vidas que, en la mayoría de los casos, nada tienen que ver con lo que estáis llevando a cabo como figurantes.

  Después, cuando la persona dueña de la voz del mandato anterior te diga:

—¡Hemos acabado!

  Cogerás tus bártulos, los que te acompañaron al llegar, te despedirás afablemente de las personas con las que te encuentres y regresarás a tu casa con la ilusión del que hace algo diferente en su vida.

Julita San Frutos©