lunes, 3 de enero de 2022

UNA EXPERIENCIA PARA RECORDAR

Un nuevo mes; enero, un nuevo año; 2022 y supongo que ese ha sido el motivo por el que hoy día 3 he decidido cambiar de tercio.

Así que en esta ocasión, en el relato, no ha influido mi profesora de Escritura Creativa sino que se trata de una de las experiencias que nos acompañaron durante el 2020.

Aprovecho para desearos un:

¡MUY FELIZ AÑO 2022!

  Nunca nos habíamos encontrado en esa tesitura. Ni mi marido ni yo contábamos en nuestra dilatada vivencia con algo semejante. Fue por eso que, cuando nos dirigíamos al AVE que nos acercaría a Madrid, nuestros nervios se encontraban a flor de piel.

  Los días anteriores habían transcurrido en un intercambio de palabras y deseos con el simple hecho de infundirnos fuerzas para enfrentarnos a lo que nos esperaba.

—Se trata de pasarlo bien. —Nos decíamos y, esa misma frase, la utilizaban las personas a las que habíamos comunicado el motivo de nuestra aventura.

  A partir del momento en que nuestros pies pisaron el suelo de la Estación de Atocha, todo sucedió a un ritmo vertiginoso.

  Dentro de la furgoneta que nos trasladó, pudimos conocer a otras personas que, al igual que nosotros, iban a pasar por la misma experiencia. Intercambiamos presentaciones con la ayuda inestimable del chófer, el cual  hizo gala en todo momento de corrección y simpatía.

  Cerca ya de Móstoles llegamos a nuestro destino. Nos apeamos del vehículo y, maletín en mano, nos encaminamos en perfecta fila india y dirigidos por dos azafatas que no tenían nada que envidiar al chófer en cuanto a simpatía se refiere, a la estancia que nos acogió.

  Una vez libres de nuestras pertenencias, nos acompañaron a la sala de maquillaje y peluquería.

  Pudimos comprobar en ese momento que los profesionales seguían las instrucciones que estaban escritas en cada una de las hojas en las que aparecían nuestros nombres.

  Otras azafatas nos acompañaron de vuelta a la primera estancia. Una vez allí, abrimos nuestras maletas para mostrar la ropa que llevábamos y que habíamos cogido de casa siguiendo, de igual manera, las indicaciones que nos habían dado.