Andaba yo, en el año 2012, tratando de adentrarme en el difícil arte de los bolillos, cuando se me ocurrió escribir un "poema", si puede llamarse así, en homenaje a mi profesora, compañeras y a tod@s l@s que se dedican a dar forma a los hilos, consiguiendo con ello crear labores maravillosas.
Lo publico hoy aquí, para que, como hago normalmente, puedan leerlo todas las personas a las que les apetezca.
Relájate,
cierra los ojos, descansa las
manos…
¿Oyes su
inconfundible sonido?
Tin, tin, clack, clack…
¿Lo sientes? ¿Notas cómo te envuelve?
¿Cómo te
acompaña?
Entrechocan los
bolillos, resuenan, tintinean.
La madera
consigue que flote un murmullo que,
como suave eco,
se apodera del ambiente.
Los dedos de
las bolilleras los hacen repicar
mientras
entrelazan los hilos y crecen las labores.
Ahora abre los
ojos y desliza tus manos por los
bolillos, que
tus dedos formen parte del ensueño,
que no haya
otro sonido que se pueda comparar.
Sueña y haz
soñar a todos los que como yo
se han
acercado a vosotras para sentir
esa magia que
os rodea.
Pepa, Amparín,
Conchín, Isabel, Lola, Mª Angeles,
Paquita,
Pepita, Susi, Chelo, Pepita, seguid siendo
por mucho
tiempo, las artífices de una realidad
que se mezcla
con la fantasía.
Julita©
(Aprendiz de bolillera) febrero
de 2012
